jueves, 17 de febrero de 2011

El descubrimiento de la existencia



He notado que mis notas tienden a versar sobre el ser o la existencia, tal vez de manera inconsciente estoy buscando una respuesta a mi propia existencia, a la trascendencia del ser, ese descubrir que la materia es más que eso,  y bien ya que esto me lleva hacia allá, vuelvo a la existencia de hecho este es un tema que he dejado pendiente y poco a poco he dejado que solo vaya adquiriendo forma, y bueno no se si es el momento de escribir sobre este tema, pero algo me dice que si.

Existen escuelas iniciáticas que se conflictúan con la academia o mejor dicho estas ultimas con las primeras en relación a la forma de enseñanza, utilizando las primeras un método espiritual, al contrario de lo que enseña la academia, donde todo se conoce a través del razonamiento, como parte de la ciencia la cual es consustancial a la comprobación.

Sócrates señalaba, que la verdad sólo se puede captar a través del razonamiento donde no intervengan los sentidos: la vista, el oído y el tacto que me pueden engañar, más no así el alma que busca la verdad, el alma que para llegar al conocimiento verdadero tiene que hacer uso del pensamiento[1]. Parece algo paradójico y como si fuera un  juego de palabras ¿Cómo se puede usar la razón? sin que intervengan el pensamiento, los sentidos y ¿Cómo el alma puede llegar a la verdad usando el pensamiento?, el cual no se puede concebir sin el uso de los sentidos.

 Años más tarde Descartes lo pone de esta manera, cogito ergo sum “pienso luego existo”[2]  Para llegar a la anterior enunciación Descartes, antes de demostrar el mundo material, se apoya primero en la demostración de la existencia de dios, haciendo una separación del mundo racional con el mundo espiritual “Bajo el nombre de dios entiendo una sustancia, infinita, eterna, inmutable, independiente omnisciente y omnipotente.  Más  ¿Cómo puedo yo, que soy un ser finito, haber producido, la idea de un ser infinito, si lo más no puede derivarse de lo menos? Es necesario concluir, por lo tanto que dios existe, pues solo una Sustancia verdaderamente infinita puede ser la causa de la idea de un Ser infinito que encuentro en mi” [3]      

El conocimiento, la ciencia se adquieren a través del pensamiento, paso previo del razonamiento que hacen clara mi percepción del mundo exterior, porque se puede pensar pero no ser consiente de nuestra existencia. Las escuelas iniciáticas buscan en el candidato una introspección a su interior,  confrontando este con el mundo exterior, ese ejercicio del pensar, resulta distinto del mundo material, de esa confrontación las sinergias que de allí resultan son distintas tanto de las del exterior como de las del interior.

La postura de Descartes es contraria a las escuelas iniciáticas y se acerca más al método científico basado en el razonamiento; sin embargo, de esta obra nace el sistema de la duda metódica, el dudar de todo como condición sine quan non para encontrar la verdad en oposición a la escolástica de Santo Tomas basada en la fe o en la autoridad de Aristóteles a través del método deductivo de premisa mayor, menor y conclusión.  Existe coincidencia que con esta obra nace la filosofía moderna alejada de la filosofía de Aristóteles y de la Edad Media

En esa búsqueda Descartes señala que todo me puede engañar incluso los sentidos,  y de esta observación ay quienes mencionan que su método lo obtuvo al confrontar al silogismo Aristotélico con las matemáticas, no quiero referirme a todas las implicaciones de obra de Descartes, sólo a su famosa frase   “pienso luego existo

Alguna vez que mencione el cogito ergo sum (debate que aun esta pendiente), se me dijo que habría que ponerlo de manera inversa; se decir, primero soy y luego pienso.  Descartes utilizó el término pensamiento como sinónimo de meditar de razonar, porque seguramente no se refería a los miles de pensamientos que cruzan por nuestra mente, de los cuales una gran cantidad no tienen nada que ver con la contemplación de nuestra existencia. (Una de las primeras enseñanzas de las escuelas iniciáticas,  es mostrarle al iniciado como dominar los vicios, entre estos el dejar que la mente divague por donde ella quiera, lo cual  consume una gran cantidad de energía sin que lo producido sea en benéfico. De tal suerte que ordenar los pensamientos y aquietar la mente,  ayuda a enfocar lo que se  busca)

Me parece que Descartes seguramente entendía que para pensar primero se debe existir, también estoy cierto que no se refería a la parte física de la existencia, esa es la parte común y primaria de todo ser; sin embargo, creo que se refiere a la parte superior del individuo aquel  que trata de responder a las preguntas básicas, ¿De donde vengo? ¿Quien soy? ¿A donde voy?, buscando entender la naturaleza de las cosas.

Risieri Frondizi analizando a Descartes señala  “No puedo eliminar el pensar sin contradecirme. Y al estar seguro de que pienso, estoy también seguro de que existo en cuanto ser pensante. No que existo como un ser físico, biológico, con cabeza, brazos y piernas, sino que existo al menos como ser que piensa”[4]      

Considero, poco probable que Descartes no entendiera la existencia física como primer elemento del pensamiento; sin embargo, no todo ser humano es consiente de su existencia, no todo ser humano es capaz de pensar y luego comenzar a existir, muy seguramente el ser humano confunde la existencia física y el pensamiento básico resultado de la percepción de los sentidos con la plena conciencia de (su) la existencia.

Platón[6] señalaba lo siguiente, para quienes viven sumidos en la ignorancia, es como sumergirse en las sombras de una caverna, absortos en su vida cotidiana, esclavos de la penumbra, viviendo de sus instintos; sin embargo, y de manera paradójica esta misma caverna llena de oscuridad de humedad, esta muerte para muchos inadvertida, es el detonante, para descubrir la existencia, utilizando el método de la dualidad de las cosas, del caos nace el orden, de la vida la muerte.

Platón a esta discusión de la existencia lo denomina el mundo de las ideas, y en esta disciplina del pensar para existir, me cuestiono ¿Que este mundo de las ideas? ¿Donde se generan? ¿Como es que adquieren cuerpo, sustancia? ¿Cómo se desarrollan? ¿Como adquieren vida propia a la de su creador? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Como de repente esa chispa divina hace que se conectan idea, causa y efecto, entre hombre y principio?; incluso se pudiera pensar que el mundo de las ideas corre paralelo al mundo físico. No alcanza el espacio para tantas inquietudes ¿Pero no acaso esa es otra de las finalidades del descubrimiento de nuestra existencia descubrirnos en tanto seres pensantes, cuestionarse de lo que aun no comprende, investigar y formarse un criterio de lo que busca?

Seguramente estos cuestionamientos infinidad de personas se las han planteado, y habrán encontrado respuestas; ¿No sería más fácil acudir a sus repuestas?, ¡si, así¡ lo hiciera, no serían mis ideas ni mis pensamientos, no serían mis conocimientos, ni mis conclusiones, no estaría buscando darle sentido a mi existencia, estoy cierto que sería, mucho más sencillo, copiar y pegar un tratado sobre el mundo de las ideas, sobre el pienso y luego existo, sobre la caverna de Platón; sin embargo, y sin temor a equivocarme estaría renunciando a mi derecho de pensar y de dudar, estaría renunciando a mi crecimiento, a mi búsqueda espiritual; puede equivocarme, ¡lo se¡, pero si aplico el método de la dualidad de las cosas, puedo concluir que en el error esta el acierto, Sócrates[7] lo pone de la siguiente manera “La verdadera opinión ocupa un lugar entre la ciencia y la ignorancia.”

Hoy más que nunca cogito ergo sum, tiene aplicación, antes era el oscurantismo, hoy es una sociedad inmersa en el consumismo, en el mundo profano pocas personas se dedican tiempo para meditar, si acaso cuando las cosas van mal una plegaria al creador cualquiera que sea la creencia, plegaria que es para pedir, casi nunca para dar las gracias, poco se disfruta de la naturaleza, del cielo y las estrellas, de la amistad, el mundo agitado en que vive, no le permite descubrir el valor de la vida, mucho menos le permite darse cuenta de su existencia y de su compromiso para con él, la sociedad y el gran arquitecto del universo.

La sociedad pocas veces como hoy viven un auge en la comunicación y en el conocimiento, somos la era de la comunicación (de la iluminación), pero donde quedó la vida espiritual, para quienes provienen de las escuelas iniciáticas, en esa dualidad de las cosas, prevén de manera cercana un mundo más espiritual, más cercano, más humano del que se vive hoy.


[1] PLATON. Diálogos, Edit. Leyenda, S. A. de C.V., 2008, p.179.180
[2] DESCARTES, René, Discurso del Método, Edit. Alianza editorial, S.A., Madrid 1979, p. 22-27
[3]Idem, Pag. 28
[4] Idem. Pag. 24
[5] THOMAS, Pain, La edad de la Razón. Edit. Conaculta, México 2003, p.44-47
[6] LARROYO, Francisco. Platón Diálogos, Edit. Porrúa, S.A. México, 1978.
[7]Op. Cit.p 149.