martes, 12 de octubre de 2010

La Negación de la existencia

El hecho de no tener evidencia, el no conocer algo, no significa que no exista, y creo que esta postura es valida para ambos planteamientos mencionados, tanto para la existencia como su negación.

En este punto quiero referirme a  las dos grandes ramas del conocimiento y como una y otra se han disputado el monopolio de la verdad.

Ni la ciencia tiene todas las respuestas del universo, ni la religión (entendida esta en su sentido más amplio), ha sido capaz de resolver lo que ella plantea.

Para negar la existencia de dios, existen quienes parten del razonamiento  de las atrocidades que suceden en este mundo lo cual comparto, a mi también me indigna tanta injusticia; sin embargo, esto no es una evidencia de la no existencia de algo, tal juicio parte de que, si algo bueno existe; por lo tanto no puede existir lo malo, si existe lo malo es porque existe ausencia de lo bueno. 


Ni la ciencia ni la religión han sido capaces de explicar la existencia o la ausencia de dios.


Existe un orden perfecto en el universo y en la naturaleza, pero existe su dualidad, lo que parece ser el caos, el desorden, las atrocidades, incluso en nombre de la divinidad se han cometido brutalidades, no menos a sucedido con la ciencia, pues han ocurrido eventos tan lamentables para la humanidad en nombre de ella. 


Creo en dios no lo he visto, ni la ciencia ni la religión me lo han podido mostrar, pero creo en él cuando me indigno ante tanta hambre en el mundo, ante tanta injusticia, ante la manipulación de que somos sujetos, cuando siento eso en mi, cuando me doy cuenta que soy aun capaz de indignarme ante tanta injusticia creo en dios; cuando me doy cuenta de la belleza de la naturaleza y de su perfecto orden, creo en dios y no lo busco en el universo o en un matraz o en una pipeta o en algún laboratorio o en el método cientifico, para que dios después de ser teoría se convierta en ley, para que dios se haga visible ante mi para que lo pueda medir, cuantificar y sólo así creer porque esos son los cánones, los estándares de la academia, sólo se debe creer en aquello que es perceptible o el dogma ciego de la religión que convierte algo tan hermoso en un acto de fe.


¿Y si uno y otro estuvieran equivocados? Si realmente no hemos aprendido que existen otras formas sensibles de adquirir el conocimiento que nada tienen que ver con la ciencia y religión, y que ambas en lugar de ser punto de unión para ayudar al hombre en su eterna búsqueda y dar respuesta a la preguntas básicas de ¿Quien soy? ¿De donde vengo? ¿A donde voy?, están empantanadas en demostrar que una es la que tiene la verdad basada en el rigor científico y otra tratando de imponerse sobre las demás creyendo ser la única que posee la verdad como una forma de sumisión, chantaje y manipulación religiosa.