"Misteriosa en
pleno día, la Naturaleza no se deja despojar de su velo, y lo que ella se niega a revelar a tu espíritu, no se lo arrancarás a
fuerza de palancas y tornillos" Fausto. Goethe.
Algunas
cosas suceden sin que tengamos capacidad de evitarlas, lo cual no significa que
no podamos hacerlo; sin embargo, estas recurren de una y otra forma, por
ejemplo los gustos por la comida, los olores, las imágenes de momentos
perecederos, en fin son tantas y tan diversas las cosas que vienen a nuestra memoria
y que forman parte de nuestros recuerdos y algunos son tan fuertes, tan claros o
preclaros que en ocasiones pareciera que los hemos vivido.
Todo
lo anterior funciona de manera automática, espontánea, una actividad que el
cerebro realiza de manera imperceptible para nuestra persona, de hecho en la
cotidianidad de la vida no reparamos en la forma, en los mecanismos que este
utiliza para que la mencionada función se dé, sólo la utilizamos.
Debo
reconocer que lo anterior es una facultad de nuestro cerebro y sólo que
tengamos una discapacidad física esta potestad no se realizará de manera plena
e integra.
Obviamente
que si en el diseño del ser humano poseemos este recurso, es porque es
necesaria para nuestra sobrevivencia ¿Qué pasaría si de repente dejáramos de
tener esta capacidad? Acciones tan sencillas, como dejar en un lugar las llaves
de la puerta de entrada de nuestra casa, las llaves de nuestro auto, se convertirían
en un problema, pues no podríamos recordar donde quedaron, incluso, sería un verdadero inconveniente en
el caso de la academia, porque esta facultad de añorar, tiene que ver con la
memoria; es decir, con la capacidad de almacenar datos e imágenes, situaciones
cotidianas y abstractas desde el sonido de las alas de un colibrí incluso una
elevada ecuación matemática o teorías físicas, filosóficas; es decir, se vería
afectada toda una parte importante de nuestra vida, lo cual básicamente tiene
que ver con el olvido, lo cual nos lleva a la perdida de la memoria y
obviamente a la capacidad almacenar datos e imágenes y de recordar lo que de
manera intrínseca tiene que ver con el pensamiento, esto nos llevaría a la
parte más extrema que es la demencia.
Reflexionando un poco, el olvido o falta
de la memoria, puede manejarse de manera separada; es decir, mi cerebro puede almacenar datos y no
recordarlos, y tal vez, es posible que sean dos facultades distintas; sin
embargo, son facultades inherentes, yendo un poco más allá la capacidad de recordar,
de evocar, la falta de memoria, es decir del olvido y en último caso de
demencia interfieren con nuestra capacidad de pensar, seguramente nuestra
capacidad de elaborar razonamientos se vería afectada, toda vez, que para
formular pensamientos e ideas y abstracciones nuestro cerebro hace uso de la
información acumulada de las imágenes y de la construcción de las mismas y al
no ser posible recordar sería una tarea sumamente difícil de procesar.
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